jueves, 21 de abril de 2011

Capitulo 12: las noches de Tamara

Tamara sigue nerviosa. Ha vuelto a irse sin decir nada. Lo único bueno es que esta a 15 minutos de su casa.
Pero le tiembla todo. El corazón le va a mil.
Carlos sigue besándole sin parar. Le mete la mano por el pantalón.
Tamara toca la espalda de Carlos con sus manos.
Empieza a pensar que quizás no sea buena idea. Pero esta enfadada. Se ha enfadado con Iván y no tenia ganas de estar en casa.
¿Qué más dará Iván?
Sigue besando a Carlos. Le muerde el labio. Siente una repentina pasión por el. Sin ropa gana bastante.
El empieza a desabrocharle el sujetador torpemente. No da ni una.
Tamara empieza a reír. Se nota que Carlos no lo ha hecho nunca. Ninguno de los dos sabe controlar muy bien la situación.

-espera que ya lo hago yo

Se quita el sujetador. Quedándose completamente desnuda. Carlos se queda boquiabierto.

-eres preciosa

Tamara siente un inexplicable cariño por Carlos. Le besa una vez más. Esta vez mas aceleradamente. No puede apartar sus labios de el.
No sabe si por el deseo que siente o por lo enfadada que esta.
Pero Carlos le parece más atractivo que nunca.
Le quita el pantalón. Lo tira sobre el suelo. Los dos se acomodan en la cama.
Siguen besándose con frenesí.
Y en ese frió día de invierno se unen en uno.

Gaspar camina por la calle. Son las 4 de la mañana. Necesita despejarse. Necesita aire. Necesita poner su cabeza en orden.
Ha besado a una chica que no conoce apenas y por la cual empieza a sentir cosas inexplicables.
Pero tiene que parar de hacer el tonto. No puede hacer que todo llegue a más. Por suerte todavía no ha pasado nada.
Y no puede pasar. Solo pueden ser amigos.
Tiene responsabilidades.
Tiene un hijo del que ocuparse.

Tamara sale de la casa de Carlos. Es tardísimo. Cerca de las cinco.
Como esta vez entren en su cuarto la pueden descubrir.
Iván no le va a encubrir de nuevo. De eso esta segura.
No puede creerse lo que acaba de pasar.
Acaba de tener su primera vez.
Y ha sido…
Ha sido bastante raro.
No puede decir que malo. Pero tampoco bueno.
Definitivamente se arrepiente un poco. No ha sido la primera vez que esperaba.
Pero ya es tarde para arrepentirse.
Ha sucedido y punto. Tiene que dejar de ser una ilusa.
De pensar que existe el chico perfecto. Tiene que dejar de creer en cuentos. Los príncipes solo existen en los cuentos.
Sigue andando y llega a casa.
Se maldice por ser una despistada. ¡No ha cogido las llaves!
Empuja la puerta. Naturalmente esta cerrada. Lo intenta por la puerta de atrás. Tampoco.
¿Ahora que va a hacer? ¿Si sale su madre que le dice?
“Hola mama. Aquí estoy que me he ido un rato a acostarme con mi novio. Y vuelvo ahora. A las 4 de la mañana.”
Descarta esa idea. Su madre estará durmiendo como una marmota.
¿Y si prueba por las ventanas?
Lo hace pero tampoco da resultado. Están cerradas de tal forma que no las podría abrir ni hulk.
¿Qué puede hacer? Es tardísimo y esta sola en la calle.
Empieza a sentir miedo.
Podría ir a casa de Carlos. Pero esta demasiado lejos.
Sergio seria su mejor opción. Pero después de la cena que tuvo con sus padres le da corte.
Piensa en celia. Su amiga celia. A la que lleva sin ver desde hace varios días. La misma que hoy no ha pisado el instituto.
Con la intensidad de los últimos días no había pensando en ella.
Se siente culpable. ¿Y si esta enferma?
Decide finalmente ir a su casa. Así podrá hablar con ella. Tiene que ponerla al día.

Llega y la llama al móvil. Una vez tras otra. No lo coge. Esta apagado o fuera de cobertura.
No le quedan más opciones. Gaspar. Piensa en Gaspar. No tiene su número de teléfono. No sabe donde vive.
Se resigna y va al parque más cercano. No hay nadie en la calle. Hay un silencio absoluto. Esta muerta de miedo. De frió. De hambre.
Ve una casita de madera que usan los niños para jugar y se mete en ella. Se acuesta y se pone cómoda. La casita va a ser su lugar para pasar la noche.

Los pájaros empiezan a cantar. Un nuevo día ha llegado. Iván se levanta de la cama y se dirige al baño.
Los días sin dormir y sus pesadillas empiezan a hacer efecto en sus ojos.
Baja a la cocina. Su padre y su madrastra se han ido ya. Todos los días van a trabajar muy temprano.
Se toma un chocolate caliente. ¿A que ora volvería la insensata de Tamara? No le importa.
Coge la mochila y sale de casa. Prefiere ir solo al instituto.

Una voz despierta a Tamara.

-mama aquí hay un vagabundo

Tamara vuelve al mundo. Ha dormido fuera de casa. Sin móvil.
Su madre puede haberse dado cuenta y puede estar buscándola moviendo cielo y tierra. Quizás ya habrá puesto los carteles de “desaparecida”.
Sale como puede de aquella casita que ha sido su hogar por la noche y empieza a andar. Le duelen todos los huesos.
Mira su reloj. No le va a dar tiempo a llegar a primera hora. Y encima no puede cambiarse. Ni ducharse.
Va a tener que ir así al instituto.

Iván llega a clase. Ha llegado antes que Tamara. O eso parece porque no la ve por la clase. Quizás debería haberla esperado.
Ante la mirada de la gente se sienta en la mesa mas alejada. Todos lo recordaran por la que monto en clase ayer.
Tiene que intentar controlarse y portarse bien.
Una chica viene andando hacia donde esta el. O eso parece.
Es rubia. Con unas piernas preciosas. Va vestida un poco fresca para ser invierno. Es mona. Se para ante el y se sienta.

-hola, me llamo zaida
- encantado, soy Iván
-lose. Todo el mundo se ha fijado en ti. Lo que hiciste ayer en la clase de sociales estuvo genial. Todo el mundo tiene tirria a ese profesor.
-no lo hice por llamar la atención. Solo es que no me parecía bien la manera en que da la clase y se lo dije.
-el caso es que fue genial. Te dejo esto. Es decisión tuya lo que hagas.

La chica se aleja. Contoneándose a cada paso. Iván le mira. Tiene cierto atractivo.
Desdobla la hojita de papel que le ha dado zaida y lee su contenido.
“ zaidaprincesita16@hotmail.com, agrégame, te aseguro que te puedo sorprender”
Iván se pone a reír. Tanto por el nombre del MSN tan ridículo como por la situación. La chica esta completamente loca.
Guarda la nota en su bolsillo y se pone los cascos. Quedándose inmerso en sus pensamientos.

Tamara llega a la puerta de su casa e intenta abrirla de nuevo. No hay resultado.
Esta siendo un poco imprudente. Podría salir en cualquier momento su madre, su padrastro o Iván. Y pillarla con las manos en la masa.
Lo intenta de nuevo por la ventana. Esta vez tiene suerte. Esta abierta.
Entra y ve que no hay nadie. Tampoco ninguna señal de que se hayan dado cuenta de que no ha pasado la noche en casa. Todo sigue en su sitio. Se viste rápidamente y coge el autobús. Todavía puede darle tiempo a llegar.

Miguel aparca el coche y baja de el. Como odia ir a aquel sitio. Como odia verla así. Avanza y llega a la puerta. Lee como otras tantas veces el cartel de entrada “cárcel avenida 28”.

Tamara baja corriendo del autobús y llega a la puerta del instituto. Esta a punto de tocar el timbre. Ve a su amigo Sergio mirando hacia un lado. Con los ojos sabiéndole de sus orbitas. Se acerca a el.

-¿Qué haces Sergio?
-flipando en colorines. Mira allí junto a esa mujer de blanco. Es el chico de la biblioteca.

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